martes, agosto 29, 2006

El afiche, una enfermedad crónica


Para no llegar desubicados al evento de COIDIGRA preguntando " y ese frances quien es?", se recomienda leer un artículo sobre Alain Le Quernec, uno de los más interresantes y destacados cartelistas contemporaneos.

Esperemos que se confirme su participación en el evento mientras podemos ojear una buena galería de trabajos de este discípulo de la escuela del cartel polaco.

P.D.
Para que no digan que soy muy rabón, debo reconocer que fueron muy simpáticos los comentarios recibidos de parte de la alumnada pastusa. Gracias Monica y Alejandra. Un abrazo y mucha suerte.

1 comentario:

catalba dijo...

No se si finalmente lograste ver a Le Quernec y la exposición pero cuando encontré este blog y vi la seria información sobre el diseño que aquí se presenta, no pude evitar pensar en este hombre. Personalmente me encantan sus diseños, el montaje en el MAMBO estuvo impecable, más allá de ver diseños muy interesantes, fue un espacio de reflexión y de muchas sonrisas. También tuve la fortuna de asistir a una conferencia privada donde explicó que pensó cuando hizo cada uno de sus afiches. Me pareció brillantemente sarcástico, aunque en el artículo que pusiste dice que el no se ha metido en publicidad, la verdad es que si lo ha hecho pero se cagó en el cliente. Yo soy publicista y es común sentir una tristeza enorme al ver que esa idea que se te ocurrió y que tiene una estética importante, se vea inundada de logos. A el le tocó hacer publicidad alguna vez para financiar su arte, avisos por encargo que efectivamente estaban llenos de logos. Su obra corría peligro y qué hizo el man? Involucró los logos en el diseño y los ubicó de forma no convencional, es decir, no al pie de la página, sino regados por todo el aviso de tal manera que se distinguieran pero no se robaran el show, pero la que me pareció campeona, sobre todo por lo hábil y repito, por su sarcasmo tan bien camuflado que hace que nunca te des cuenta de su intención sino lo aclara, fue la vez que le encargaron hacer un afiche lleno de logos que se iba a tirar el diseño. El hombre los puso todos al final del afiche en una reserva blanca, que estaba dividida del resto del afiche, por una línea punteada. Lo ves y parece que hace parte del diseño, pero la verdadera intención de Alain era poner esa línea para que el espectador tuviera la opción de recortar esa parte tan inservible y comercial para él. En fin, una obra muy crítica que me puso a pensar que publicistas y diseñadores a veces nos quejamos demasiado, ya sea por los lineamientos del cliente o porque nos piden que le pongamos o quitemos palabras a la pieza, cuando en realidad todo está en la actitud, ver en cada amenaza, una oportunidad para sacarla del estadio.